Daisy del Valle Molina
“Estábamos pendientes de que nada impidiera la salida del boletín en tiempo y con la calidad requerida”, afirmó Daisy del Valle
Por: Lic. Jorge Noel Marqués García | |
Foto: Luciano Ortelio Sánchez |
Es fácil y agradable al propio tiempo “atrapar” recuerdos que me conducen a la década de los 70, justamente al año 1975, cuando se hace oficial mi entrada al Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas, CNICM. Entonces, estudiaba la Licenciatura en Periodismo en la Universidad de La Habana por un curso de trabajadores. Sabía que en esa institución existía un semanario denominado Información Corriente el cual dirigía sus propósitos hacia la divulgación de diversas actividades en el campo de la salud.
Conocí a una persona que puedo definir como especial, su nombre: Daisy del Valle Molina. Hubo un nexo de trabajo que, con el tiempo, llegó a convertirse en afecto; con matices, en todos los casos, de comprensión, solidaridad y respeto.
Eso explica porqué fluyeron exitosamente determinados objetivos que un momento dado asumió y llevó a cabo el centro. El paso de 40 años no ha podido borrar los buenos recuerdos de aquella época por eso me entusiasma la idea de reencontrar a Del Valle, de volver a entrevistarla, y que el motivo del diálogo sea el aniversario 50 del CNICM.
A principios del año Daisy se desvinculó laboralmente de nuestra institución y pasó a su etapa como jubilada por lo que mantiene “frescos” importantes sucesos. Le comento, previamente, en qué consiste el cuestionario y me dice: comencemos.
Rememoremos aquellos boletines especiales que se hacían en el centro y que se relacionaban con eventos nacionales e internacionales realizados en Cuba. Me refiero al congreso de Flasog, Apal y otros. ¿Cómo surge esta iniciativa; qué propósitos tenían estos boletines; cómo era el proceso de realización?
Es muy interesante recordar algo que nunca se ha tratado con anterioridad. Fue un trabajo meritorio, que no solo unió a los integrantes del Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas sino los nexos con el Ministerio de Salud Pública y con sus dirigentes. La idea surge de la siguiente manera: aconteció en La Habana un evento internacional y el entonces director de Relaciones Internacionales del Minsap, Dr. Roberto Pereda, propuso crear un equipo de trabajo para que saliera un boletín en idioma ruso.
Eso trascendió y entonces se decidió por parte del Minsap que yo formara parte de los comités organizadores de aquéllas reuniones para que saliera un boletín diariamente y se le proporcionara a los delegados un resumen de lo acontecido el día anterior.
Fui autorizada por el Dr. Vicente Osorio, entonces director del centro para realizar esa tarea, y le solicité la colaboración de Elena Domech. Tenía que existir un periodista (Jorge Noel Marqués) y Héctor Sanabria como fotógrafo. Formamos un gran equipo, aunque era una experiencia nueva y difícil.
Se establecía un diálogo con las personas en idioma inglés y en la conversación el propio delegado facilitaba la realización de las preguntas. Podía ser un ponente, un funcionario de un organismo internacional, eran personas importantes.
El boletín recogía no solo las conversaciones con los participantes sino el programa del día y otros contenidos hasta completar cuatro páginas. Se comenzaba a confeccionar al iniciarse los eventos, en aquellos tiempos las sedes eran los hoteles. Comenzábamos por la mañana y según avanzaba el día llevábamos los textos para el Dpto. de Traducciones; es oportuno mencionar que había ediciones en inglés, francés y español. Después, el proceso editorial que incluía las fotos y la confección del diseño y más tarde los materiales pasaban a la imprenta.
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