Luciano Ortelio Sanchez Núñez

“La publicación del libro de Bioquímica marcó un momento especial en nuestra editorial”, precisó Ortelio Sánchez

Por: Lic. Jorge Noel Marqués
Foto: Tec. Yamilé Hernández

Para sorpresa mía y quizás para no pocos en el Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas, CNICM, Ortelio Sánchez Núñez fue corresponsal obrero; entonces tenía 19 años y laboraba en la construcción. Hizo un curso de adiestramiento para realizar esta actividad y sus reportes tenían como destino la emisora Radio Reloj. Con orgullo, define ese período “como una etapa linda de su vida”.

Después, a finales de los 70, inicia un proceso de prácticas en el CNICM y en junio de 1980 se integra oficialmente en el Dpto. de Diseño de nuestra institución. En la actualidad, Ortelio es especialista principal de Diseño Gráfico en la Editorial de Ciencias Médicas, Ecimed. Además del diseño, Ortelio tiene otros dos quehaceres a los que ha dedicado un amplio tiempo de su vida: la fotografía y el arte pictórico.

Él es, merecidamente, uno de los trabajadores seleccionados para ser entrevistados por el aniversario 50 del CNICM, encomienda que llevo a cabo con satisfacción. No es algo novedoso, por motivos similares ya habíamos dialogado en ocasiones anteriores e incluso una obra pictórica suya propició que escribiera unas líneas a manera de crónica.

Hablemos del diseño de las publicaciones en dos etapas; en los primeros años del centro y luego con la incorporación de la tecnología digital. ¿Qué particularidades tenía cada etapa?

El trabajo se hacía en mesas de dibujos, en espacios grandes, había hasta 8 ó 9 compañeros en un cubículo. Se trabajaban las figuras con papel alba, con una tipografía establecida. Luego los textos se confeccionaban en los talleres de Cuba y Sol con linotipos. Textos, grabados y figuras se montaban en plomo y después eran revisados en galeras. En el Dpto. de Diseño de los inicios del centro estaban Marta Duque de Estrada, Manuel Izquierdo, Edda Martínez Aparicio, Carlos Fleites y otros. Luego los originales se imprimían en el taller O4, en La Habana Vieja; recuerdo que nuestras revistas salían en papel cromado y las publicaciones tenían una buena calidad.

La tecnología digital se incorpora en 1997 y eso nos ha permitido el uso de varios programas que facilitan mucho el trabajo. Se trabaja todo digital y se entrega a una empresa donde se hacen los fotolitos con los cuatro colores que lleva un libro. Después se entregan los materiales a los talleres D´Vinci y luego se pasa al proceso de impresión en la imprenta con lo cual se adelanta mucho la impresión de libros.

En estos momentos contamos con máquinas muy potentes y por tanto acortamos el tiempo de producción y hay más calidad en el producto final. Lógicamente, uno se siente más satisfecho con el trabajo y nos percatamos que estamos actualizados en relación con lo que se hace en el mundo. Los diseños se han actualizado y en estos momentos tenemos veinte y tantas colecciones de todas las especialidades, en libros, y tenemos también las revistas digitalizadas. Es oportuno mencionar que en la confección de un libro interviene un grupo de especialistas; hablo de diseñadores, editores, realizadores, emplanadores, etc., que unen sus esfuerzos para lograr el propósito final: la terminación del libro.

Todo está en la Colección de Libros de Autores Cubanos de la Biblioteca Virtual de Salud de Cuba, BVS, donde hay cientos de libros agrupados por especialidades; hay que decir que nuestra fortaleza no solo está en lo digital sino también en lo impreso ya que los textos son utilizados por los estudiantes de las facultades de medicina y de la ELAM, etc. Por ejemplo, puedo mencionar el libro de Gastroenterología, 8 tomos, que va hacia los profesionales de la salud y los estudiantes y Morfología, de 3 tomos.